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lunes, 17 de diciembre de 2007

MUERTA DE HAMBRE



Ya estaba cansada y con hambre, me subo rápido a la micro para llegar luego a mi casa. Un señor harapiento, con sus manos blancas de sequedad y una barba gris descuidada se sienta a mi lado. Senti un poco de temor y me distancie. De repente un vendedor de golosinas sube y ofrece chocolates, se empecina en venderme uno y yo, tratando de ser una señorita y no lanzar un NO rotundo! Le digo: estoy muerta de hambre, le compraría pero no tengo dinero… frente a mí esa mano seca alza una moneda... quizás no podría soportar que alguien más pasara por lo mismo...

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